La economía social como desafío para las políticas públicas

“En una sociedad no deben ni pueden existir clases sociales definidas por índices económicos. El hombre no es un ser económico. Lo económico hace en él a su necesidad, no a su dignidad”

Ramón Carrillo

La economía social es una estrategia de desarrollo económico basada en la participación de la comunidad y el fortalecimiento de la solidaridad, la cooperación y la inclusión social. En América Latina y el Caribe, la economía social se ha convertido en una política pública cada vez más importante debido a sus beneficios para la reducción de la pobreza, la creación de empleo y la promoción del desarrollo local.

La economía social es una política pública cada vez más importante en América Latina debido a su capacidad para promover el desarrollo sostenible y la inclusión social. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la economía social se define como un conjunto de actividades económicas basadas en la solidaridad, la cooperación y la participación ciudadana, que tienen como objetivo mejorar las condiciones de vida de la población (CEPAL, 2017).

En la última década, muchos países de la región han implementado políticas públicas para fomentar la economía social, reconociendo su potencial para generar empleo, reducir la pobreza y promover el desarrollo local. En Argentina, por ejemplo, la Ley de Economía Social y Solidaria de 2009 estableció un marco legal para la promoción de la economía social y la creación de un registro nacional de organizaciones de la economía social. En Brasil, el Programa Nacional de Fomento ao Cooperativismo e Associativismo Rural (PRONAF) ha apoyado la creación de cooperativas agrícolas y otras organizaciones de la economía social en áreas rurales.

La economía social también ha ganado reconocimiento a nivel internacional como una estrategia efectiva para promover el desarrollo sostenible y la inclusión social. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha destacado el papel de la economía social en la creación de empleo decente y la reducción de la pobreza, y ha llamado a los gobiernos a promover políticas públicas que fomenten su desarrollo. En 2020, la OIT y la CEPAL publicaron un informe conjunto en el que destacaron el potencial de la economía social para enfrentar los desafíos económicos y sociales que plantea la pandemia de COVID-19 en América Latina y el Caribe.

En Colombia, la economía social se ha implementado a través de diversas iniciativas gubernamentales, como la Ley de Economía Solidaria de 1981 y el Plan Nacional de Economía Social y Solidaria de 2014. Estas políticas han permitido el surgimiento de una amplia gama de organizaciones sociales y cooperativas, que han contribuido significativamente al desarrollo económico y social del país.

Según datos del Ministerio de Trabajo de Colombia, en 2020, el sector de la economía solidaria representó el 3,7% del empleo formal en el país, lo que equivale a más de 960.000 empleos directos. Además, las organizaciones de economía social y solidaria generaron más de 2,8 billones de pesos colombianos en ingresos ese mismo año, lo que representa aproximadamente el 1% del PIB nacional.

Un ejemplo de éxito en el ámbito de la economía social en Colombia es el caso de la Cooperativa de Caficultores de Andes. Esta cooperativa agrícola fue fundada en 1962 y actualmente cuenta con más de 3.500 miembros, la mayoría de los cuales son pequeños productores de café. La cooperativa ha logrado consolidarse como una de las principales productoras de café en Colombia y ha ganado reconocimiento internacional por la calidad de sus productos.

Además de la producción de café, la cooperativa también ha desarrollado proyectos de diversificación productiva, como la producción de plátanos y hortalizas, y ha implementado programas de desarrollo comunitario para mejorar la calidad de vida de sus miembros y de la población local. La Cooperativa de Caficultores de Andes es un ejemplo de cómo la economía social puede ser una estrategia efectiva para el desarrollo económico y social sostenible en Colombia y en otros países de la región.

En conclusión, la economía social se ha convertido en una política pública cada vez más importante en América Latina y el Caribe, y en Colombia en particular, debido a su capacidad para generar empleo, reducir la pobreza y promover el desarrollo local. La experiencia de la Cooperativa de Caficultores de Andes demuestra que las organizaciones de economía social pueden tener un impacto significativo en la economía y en la sociedad, y que su éxito depende de la participación activa y el compromiso de sus miembros y de la comunidad en general.